Desde que llegó a Lechería, en 1965, el escultor
Dimitrios Demu, regocijado por el aprecio que se le dio a su obra, en su nuevo
país de adopción –Venezuela- comenzó a considerar la idea de construir algún
día un museo para sus obras en este país.
La Casa Museo Dimitrios Demu, que ahora abre sus
puertas, tiene por lo tanto, una historia que se remonta a treinta años y ocupa
el mismo lugar que fue vivienda de la familia Demu y al mismo tiempo, taller
del artista durante ese lapso, en la avenida principal del balneario playero
turístico de Lechería, en el estado Anzoátegui.
El escultor Demu llegó a Venezuela a los 45 años.
Venía emigrado desde Rumania (el país de su niñez y juventud, por entonces bajo
dominio comunista) y encontró en Venezuela una atmósfera de total libertad,
propicia para la creación artística, sin ningún tipo de limitaciones. Lo que él
tantas veces había soñado. Claro, que no fue fácil la adaptación al trópico y
tampoco tener que comenzar de nuevo en todo. De Rumania, hacia París –primera
breve escala en su regreso a la libertad- sólo pudo extraer su equipaje
personal y un folleto en el cual se relataba su trayectoria como escultor.
Atrás quedaron todos sus amigos, sus obras, todas sus inquietudes, la querencia
familiar. En fin, había que reiniciar la vida, ir al encuentro de otro mundo,
fuera del espíritu carcelario, asfixiante, represivo, que para la libertad de
los artistas significaba el llamado realismo socialista.
El genio abstracto de Picasso era aceptado, pero
paradójicamente cultivar esa o cualquier otra tendencia moderna dentro de los
países de la órbita soviética, estaba totalmente prohibido. Eso era catalogado
como hábito burgués.
Sin ser comunista, Demu entró a la fama como el
joven actor que proyectó la más grande estatua erigida a Joseph Stalin en los
países del mundo soviético (una obra de 18 metros de alto en bronce, en 1951).
Por puro instinto, la maqueta de esa obra la hizo llegar a través de un amigo a
su hermano Nicolás Demu, industrial radicado en Venezuela desde 1947. Aquel
folleto y esa maqueta fue lo único que pudo sacar con su pasaporte del mundo
comunista. Nunca vio a Stalin personalmente. El premio por la estatua y las
condecoraciones que le fueron otorgadas –la Orden del Mérito al Trabajo en
Primera Clase, entre ellas- tuvo que reintegrarlos al gobierno, previamente a
que se autorizara su salida de Rumania en 1964, gracias a las gestiones que el
presidente de la ONU, embajador venezolano Carlos Sosa Rodríguez y otras
personalidades diplomáticas realizaron ante el gobierno de Nicolae Ceaucescu, a
pedido de su hermano, Nicolás Demu, desde Venezuela.
La maqueta de la estatua del dictador comunista
forma parte del patrimonio artístico que Demu lega a la Casa Museo Dimitrios
Demu en Lechería. Por lo tanto, es la primera vez que se exhibe en Venezuela.
Para Dimitrios Demu, Venezuela significó comenzar
de nuevo en todos los aspectos: idioma, clima, encuentro con otras culturas,
familiarización con otros materiales (el acero inoxidable, entre ellos) que
nunca tuvo a su alcance durante su permanencia en Rumania, desde la niñez, pues
si bien nació en Macedonia, Grecia, el país de sus abuelos, toda su infancia y
juventud transcurrieron en Bucarest, ciudad en la cual inició estudios de
Derecho, antes de hacerse alumno de la Academia de Bellas Artes. Su título
académico como escultor también fue incautado en 1964. Recuerda por cierto, que
le fue entregado cuando tenía 24 años de edad. El acto de graduación se realizó
cuando todavía estaba fresco el terrible recuerdo de los bombardeos de la
aviación nazi sobre la capital rumana.
La obra con la cual se consagró como escultor en
Bucarest –la estatua de Stalin- fue derribada por las muchedumbres en 1958.
Posiblemente muchos de quienes lanzaron guayas al aire y golpearon con la
fuerza de martillos el pedestal mientras los tanques de guerra derribaban el
más gigantesco monumento erigido en vida a Joseph Stalin, formaban
anteriormente parte de la muchedumbre que el día de la inauguración gritaban la
consigna “Stalin es la paz”. La eterna historia. Yo gané esa obra en un concurso público y me dijeron que cuando Stalin
vió la maqueta, la aprobó, y felicitó a los miembros del poliburó rumano que se
la mostraron en Moscú.
La Casa Museo Dimitrios Demu, concentra en permanente
exposición gran parte de la obra del escultor, a partir de su llegada a
Venezuela. Como podrán observar los visitantes, las piezas que forman parte de
la exhibición, salvo algunas excepciones en bronce, fueron ejecutadas con acero
inoxidable, material inmune a cualquier deterioro propio del paso del tiempo.
Eso significa su perdurabilidad, en condiciones exactas al momento en que se
produjo su diseño y creación. El Museo consta de varias salas en distintos
niveles y es fácil observar en ella, cómo el escultor fue evolucionando a
través de las tres décadas que forman parte de este período creativo.
Algunas obras son monumentos públicos, con los
cuales Barcelona y Puerto La Cruz están muy identificadas. Es el caso de los
Pájaros –obra ubicada actualmente en la redoma de entrada a la capital del
estado Anzoátegui, luego de haber estado en otros sitios de la ciudad- el Heptaedro del Cielo (frente al Cuartel de Bomberos en Puerto La Cruz)
y la fuente de Génesis, colocada en los jardines de AGA –empresa cercana a la
zona industrial de Barcelona-. Otras, es decir, mayor parte, han sido mostradas
en París, Nueva York, Caracas, en exposiciones individuales y colectivas. En
total, casi llegan al centenar.
Estas obras tienen un gran sentido modernista. En
muchas de ellas, el artista juega con elementos de la imaginación. Se inspira
en las leyendas e historias creadas alrededor de los llamados Objetos Movibles
No Identificados –OMNI- y crea una atmósfera muy original de la vida en el
espacio extraterrestre. Son objetos que se mueven y parecen cambiar de
apariencia, a través del juego de luces que ha sido creado a propósito –también
por iniciativa del propio Demu en la sala negra del Museo- una de las más
atractivas y sugerentes.
La Casa Museo Dimitrios Demu tiene un área de 3200
metros cuadrados, de los cuales más de 1200 ocupa la gran estructura, en forma
de un gran ojo hacia la fachada principal y en la parte interior la semejanza
de una estación espacial extraterrestre, en posición de aterrizaje sobre un
jardín de muchas flores.
El proyecto arquitectónico se debe al famoso
arquitecto venezolano Fruto Vivas. La edificación, en su mayor parte se realizó
en obra limpia de concreto premezclado y en la parte frontal contiene un gran
vitral. La cúpula mayor, totalmente en aluminio fue diseñada por el arquitecto
Vivas y fabricada en Texas, Estados Unidos.
La edificación fue iniciada en 1993, bajo la
dirección de los ingenieros José López y José González, con la supervisión del
propio artista. La inversión, en su totalidad es costeada por la Fundación Casa
Museo Dimitrios Demu, presidida por Nicolás Demu, quien aportó la mayor parte
del capital.
La Fundación Casa Museo Dimitrios Demu es una
institución sin fines de lucro, y tiene como propósito fundamental exhibir la
obra del laureado artista y su divulgación nacional e internacional. Dimitrios
Demu y sus hermanos dedican esta obra a Venezuela, país que los acogió
calurosamente y con el cual la familia toda ha tenido una especial vinculación
por más de medio siglo.